"La palabra felicidad siempre me llevó a reflexión, y son muchas y variadas las interpretaciones que de ella hice sin lograr ponerme de acuerdo conmigo mismo sobre cuál sería la más acertada. Desde hace bastante me apegué a la idea de que la felicidad es una utopía imprescindible, y dentro de mi concepción de vida la vinculé con otra utopía: la libertad." Leyendo esto que alguna vez escribí, se me ocurre pensar que la persecución de este tipo de utopías es una manera de darle sentido a ese penúltimo exilio en el que estamos, al que llamamos vida.
Soy un heterónimo, algo así como un río, unas veces confluente y otras afluente, pero siempre en busca de la desembocadura.