Al compás de las letras
en vigilia, intentamos ser lo que nos pedía la piel urgente de la época y el
entusiasta clamor de nuestros sueños. Tal vez, lo importante sea que, a pesar
del pellejo malherido por tantos confiscadores de ideales, el clamor es el
mismo y diariamente renovamos el intento, acompasados por la palabra urgente.
Soy un heterónimo, algo así como un río, unas veces confluente y otras afluente, pero siempre en busca de la desembocadura.
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